Celia Fernández | 23 Marzo 2023
Quien tiene un aloe vera, tiene un tesoro. También se conoce como sábila.
Recuerdo un programa que vi en la televisión que decía que no hay demostración científica de que el aloe vera tenga alguna propiedad. Y claro, ahí te das cuenta cómo nos condicionan, ¿que sería mejor un producto con decenas de químicos que encuentras en la farmacia? Al final siempre es la misma historia, los elementos naturales y la opción de sanarte por ti mismo no es un buen negocio para la industria farmacéutica. Hace tiempo aprendí a hacer caso a mis sentidos, que me indican todo lo contrario: veo en el jardín cómo al cortar sus hojas se regeneran rápidamente casi de forma milagrosa, y por supuesto veo como regenera mi piel quemada después de cada verano.
Es un cactus que pertenece la familia de las liliáceas, por tanto es monocotiledónea, y tiene su origen en África. Es perenne y con hojas suculentas.
La aloectina B le confiere la propiedad de estimular el sistema inmunológico.
Es laxante y colagogo, es decir facilita la secreción de bilis.
De forma externa es emoliente, cicatrizante, calma y regenera, ofrece una capa protectora. Esto se debe en mayor medida al efecto de la aloectina B, pero también de la alantoína que aumenta la regeneración natural.
Antiséptico y antiinflamatorio.
También es astringente.
Se cosechan las hojas, mejor a partir del segundo o tercer año de vida de la planta. Y siempre se empieza a recolectar las hojas más antiguas.
Lo que se usa principalmente es el gel translúcido que contienen sus hojas. También se puede usar su jugo exprimido.
Pero al cortar la hoja drena un líquido amarillento, rico en antraquinonas sobre todo la aloína, conocido como acíbar o aloe amargo. En el caso de que sólo queramos el gel, tenemos que dejar la hoja en remojo al menos un día. Esto permite que el aloe amargo se drene completamente, es recomendable ir cambiando el agua para que se extraiga todo.
El gel o pulpa tiene sus usos como cicatrizante en úlceras, inflamaciones intestinales, estreñimiento o irritaciones de colon. En ambos casos al usar la pulpa hay que retirarle bien la piel verde que es donde puede quedar restos de aloína.
Actualmente también se usa, para estimular la inmunidad, en tratamientos de cáncer y sida.
El aloe amargo tiene su función internamente como laxante en dosis altas (a partir de 0,10 gramos) y como digestivo en dosis bajas (máximo 0,05-0,10 g.). Para esto se usa el jugo amarillo extraído de las hojas en un vaso sin agua, luego se calienta y al enfriarse se obtiene una sustancia más densa que es el acíbar. El acíbar también se puede hacer polvo.
El uso externo del gel de aloe es ampliamente conocido desde el pasado, en cualquier trastorno o problema cutáneo como por ejemplo: quemaduras, cicatrices, herpes, acné, varices, llagas, heridas en general, eczemas, dermatitis, sarpullidos, estrías, hongos, dermatitis del pañal… Lo mejor es aplicar la hoja con la parte dela pulpa directamente y dejarlo actuar. Pero si hemos extraído el gel nosotros, quizás es mejor aplicarlo mezclado con una base de algún aceite hidratante y así el efecto astringente del aloe no reseca externamente la piel.
El jugo mezclado con vinagre disminuye la caída del pelo.
Ideal para calmar la piel irritada como tras la depilación o la exposición al sol.
Aunque no se tenga ninguna afección en la piel, el gel de aloe mejora la hidratación y el aspecto. Llega hasta las capas más profundas de la piel hidratando desde el interior.
Dentro del género Aloe se encuentran muchas especies con propiedades medicinales.
El aloe amargo con contenido de aloína no se aplica externamente. Y debería evitarse durante el embarazo y la lactancia. También en niños pequeños. En grandes cantidades el aloe amargo puede ser abortivo.
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