
Celia Fernández | 10 Junio 2025
El llantén, conocido científicamente como Plantago major, es mucho más que una simple maleza que crece en los bordes de los caminos. Su nombre proviene del latín plantago, término estrechamente relacionado con “planta del pie”, en alusión a la forma de sus hojas anchas y redondeadas que, según la tradición, recordaban la planta humana. Durante siglos, esta humilde hierba ha formado parte de la herbolaria popular en Europa y Asia, y su fama se ha extendido a lo largo y ancho del mundo.
Desde la antigüedad se relatan anécdotas sobre cómo los antiguos romanos y griegos utilizaban el llantén para curar heridas, aliviar inflamaciones y como protector durante los viajes. Se cuenta que en las marchas de los soldados, aplicar hojas de llantén sobre las lesiones aceleraba la cicatrización y protegía contra infecciones. Incluso existe cierta carga mítica en torno a su uso: algunas leyendas atribuyen a esta planta poderes casi sagrados, capaces de “sanar el alma” y proteger contra energías negativas, lo que la convirtió en un componente indispensable de botiquines tradicionales en diversas culturas.
Originario de regiones templadas de Europa y Asia, Plantago major se adaptó rápidamente a nuevos ambientes y se introdujo en América, África y Australia con el paso de las migraciones y la colonización. Hoy, su presencia es tan común que se la encuentra en jardines, parques y áreas rurales de casi cualquier continente, siendo reconocida por su capacidad para prosperar en suelos perturbados y locales expuestos a la acción humana.
Mucílagos: Responsables de su acción emoliente y demulcente, estos componentes ayudan a suavizar y proteger las mucosas, siendo útiles tanto en afecciones digestivas como respiratorias.
Glucósidos (como la aucubina): Con propiedades antibacterianas y antiinflamatorias, estos compuestos colaboran en la regeneración tisular y en la cicatrización de heridas.
Flavonoides: Actúan como poderosos antioxidantes, combatiendo el estrés oxidativo que puede dañar las células.
Taninos y ácidos fenólicos: Poseen propiedades astringentes, lo que facilita el cierre de heridas y mejora la firmeza de la piel.
Pectinas y sales minerales: Favorecen el funcionamiento del sistema digestivo y aportan nutrientes esenciales para el organismo.
Expectorante y demulcente: Ayuda a suavizar las mucosas de la garganta y los pulmones, favoreciendo la expulsión de flemas y aliviando la tos.
Digestivo y protector gástrico: El mucílago presente en sus hojas facilita la protección del revestimiento del estómago, aliviando gastritis, úlceras y otras molestias digestivas.
Diurético: Estimula la eliminación de líquidos, lo que puede ser beneficioso en casos de retención de agua o infecciones urinarias leves.
Antihemorrágico: Los taninos ayudan a detener pequeñas hemorragias, lo cual es útil en casos de cortes o laceraciones internas leves.
Cicatrizante y regenerador de la piel: La aucubina, junto con los taninos, acelera la reparación de tejidos dañados, facilitando la curación de heridas, quemaduras y úlceras.
Antiinflamatorio y calmante: Se utiliza para aliviar inflamaciones, picadas de insectos y otras irritaciones cutáneas.
Antiséptico: Su acción antibacteriana ayuda a prevenir infecciones en áreas afectadas por cortes o raspaduras.
La infusión, preparada generalmente con una cucharadita de hojas secas en una taza de agua caliente, esta forma es ideal para los usos internos, como el alivio digestivo o respiratorio. Por ejemplo, para aliviar la tos, bronquitis y síntomas de resfriados, ya que su acción expectorante y emoliente suaviza la garganta y facilita la eliminación de flemas. Su acción antibacteriana ayuda a prevenir infecciones. También para ayudar a calmar el malestar estomacal, gastritis y úlceras leves. Se recomienda tomarla 2–3 veces al día en periodos de molestias leves.
Se pueden macerar las hojas en alcohol o en solventes naturales siguiendo recetas fitoterapéuticas específicas para obtener un extracto concentrado. Estas tinturas se utilizan en dosis muy pequeñas para complementar el tratamiento de afecciones respiratorias o digestivas.
También al estimular la eliminación de líquidos, esta planta puede ser beneficiosa en casos de retención de agua o infecciones urinarias leves.
El llantén también destaca por sus propiedades en aplicaciones externas, siendo ampliamente utilizado en el cuidado de la piel y en preparaciones cosméticas.
Su acción cicatrizante y antiinflamatoria ayuda a acelerar la reparación de la piel y previene infecciones. Una forma de usarla directamente es en cataplasmas, triturando hojas frescas o secas para formar una pasta y aplicarla directamente sobre heridas, golpes, quemaduras o llagas. También se pueden hacer ungüentos u otras elaboraciones cosméticas.
Las propiedades del Llantén contribuyen a reafirmar la piel, reduciendo secreciones y mejorando la apariencia de zonas inflamadas o con exceso de grasa.
Se preparan extractos o hidrolatos de llantén para elaborar cremas, lociones y geles destinados a calmar irritaciones, mejorar la cicatrización y aportar propiedades astringentes.
El hidrolato de llantén se puede utilizar directamente como tónico facial para pieles sensibles o irritadas, proporcionando un efecto refrescante y calmante.
Como enjuague bucal se puede usar el hidrolato directamente o algunas preparaciones en forma de infusión, una vez enfriadas. Aprovechando sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas. Al igual se puede usar en casos de hemorroides.
Se utiliza para aliviar inflamaciones, picaduras de insectos y otras irritaciones cutáneas. Y su acción antihemorrágica hace que corte de forma rápida la sangre de una herida.
Dentro del amplio género Plantago encontramos varias especies con propiedades y características similares, pero también con diferencias notables:
–Plantago major (llantén mayor): La especie más común y utilizada, caracterizada por hojas anchas y redondeadas, con un alto contenido en mucílagos y flavonoides.
–Plantago lanceolata (llantén menor): Presenta hojas más alargadas y estrechas, con un aroma y composición ligeramente distinta. Aunque posee propiedades medicinales parecidas, se utiliza más en el ámbito de los tratamientos respiratorios y para problemas digestivos. (Imagen)
–Plantago psyllium (llantén de la India): Conocido por sus semillas ricas en fibra soluble, se utiliza principalmente como laxante natural y para regular el tránsito intestinal.
-Y aunque el Llantén mayor no tiene nada que ver con la consuelda, muchas veces se ha usado como sustituto de la consuelda, ya que tiene mucho menor riesgo asociado. La consuelda en exceso es tóxica en el hígado.
Aunque el llantén es ampliamente reconocido y utilizado por sus múltiples beneficios, su empleo debe hacerse con algunas precauciones:
Un consumo excesivo puede generar efectos secundarios leves, como malestar gastrointestinal o somnolencia en algunas personas.
En niños, se aconseja el uso controlado y supervisado.
Se recomienda que las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia consulten con un profesional de la salud antes de utilizar cualquier forma de llantén por vía oral, debido a la falta de estudios concluyentes sobre su seguridad en estas etapas.
Aquellos que tomen medicamentos diuréticos o antidiabéticos deben consultar al médico antes de incorporar el llantén a su dieta, puesto que sus propiedades podrían potenciar o interferir con estos fármacos. Y por sus propiedades antiinflamatorias y sedantes, se aconseja precaución en personas que usan medicamentos con efectos similares.