
Celia Fernández | 16 Febrero 2023
¡El Ajo! Cuyo bulbo conocemos ampliamente, ya que es uno de los ingredientes básicos en la comida española y en cualquier parte del mundo. Pero, ¿sabemos que infinidad de beneficios nos puede aportar? Por ello es muy típico su uso en la medicina tradicional china. Pero claro, siempre ecológico y cuanto más natural mejor.
Es una monocotiledónea de la familia de las liliáceas. Tiene su origen en Asia. El ajo siempre ha tenido una gran importancia por los que estudiaban las plantasen la antigüedad y era común usar los collares de ajos para ahuyentar parásitos y malas energías.
En el bulbo de la planta, que es lo que llamamos la cabeza de ajo, es donde se concentran mayormente sus propiedades.
El azufre lo convierte en un perfecto antibiótico que no altera la flora como los medicamentos sintéticos. También es antivírico, antibacteriano y sirve contra los parásitos intestinales, gracias a los aceites volátiles.
Los compuestos sulfurados depuran y desintoxican la piel, los riñones y los pulmones.
Fortalece el sistema inmune, aumentando la cantidad de glóbulos blancos.
Previene algunos tipos de cáncer como el de estómago o colon.
Entre sus otras propiedades baja la tensión, el colesterol y el azúcar en sangre.
Es vasodilatador y anticoagulante.
Expectorante, estimulante y antirreumático.
Se puede comer en comidas, crudo, macerado o en infusión. Incluso en jarabe, para quién prefiera evitar su sabor.
Mejora la condición de las personas con enfermedades autoinmunes.
Al ser depurativo disminuye la retención de líquidos.
Ideal para los diabéticos.
Su efecto vasodilatador lo hace recomendable para problemas circulatorios o falta de riego sanguíneo.
Para la bronquitis, gripe, resfriado y cualquier infección de garganta o pecho.
También favorece la digestión, mejora el estreñimiento y los gases.
El uso tópico directamente en la piel es común para el tratamiento de callos y verrugas.
Para infecciones en la piel como la tiña o la sarna.
Incluso para heridas infectadas o granitos.
Las más cercanas al ajo son la cebolla o el puerro.
La opción de comer el ajo crudo puede que no sea la mejor para personas con irritación de estómago. Una buena opción es el ajo fermentado o negro, en el que se reduce la concentración de alicina lo que hace que no esté tan fuerte y no se repita.
Por otro lado, al ser el ajo un potente anticoagulante, también deberían evitarlo las personas que ya tomen medicamentos anticoagulantes.
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