
Celia Fernández | 10 Agosto 2025
La manzanilla, esa pequeña flor de pétalos blancos y corazón dorado, ha sido durante siglos la protagonista silenciosa de remedios caseros, infusiones reconfortantes y rituales de sanación. Su nombre científico, Matricaria chamomilla o Matricaria recutita, proviene del latín matrix (matriz), en alusión a su uso tradicional para aliviar dolencias femeninas, y del griego chamaímēlon, que significa “manzano de tierra”, por el aroma afrutado que desprenden sus flores. Comúnmente se le conoce por innumerables nombres como manzanilla común, dulce, de castilla o alemana.
En el Antiguo Egipto, se ofrecía a Ra, el dios del sol, como símbolo de salud y luz. En la Edad Media, se convirtió en un ingrediente esencial de los herbolarios. Y en muchas culturas, se cree que plantar manzanilla cerca de otras plantas enfermas las ayuda a recuperarse, como si esta flor tuviera el poder de sanar incluso a sus vecinas.
Matricaria chamomilla pertenece a la familia Asteraceae y es originaria de Europa y Asia occidental, aunque hoy crece espontáneamente en campos, bordes de caminos y huertos de todo el mundo. Existen más de 50 especies que comparten el nombre común de “manzanilla”, entre ellas la manzanilla romana (Chamaemelum nobile) cada una con propiedades y usos particulares.
La apigenina, es una flavona con propiedades sedantes suaves, ansiolítica, favorece el sueño y también es cardioprotectora.
El bisabolol, un alcohol sesquiterpénico, presente en el aceite esencial. Es antiinflamatorio, cicatrizante y protege las mucosas. Y hay otros componentes en el aceite esencial con acción antibacteriana y aplicaciones en aromaterapia.
Tenemos otro compuesto la matricina, con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, entre otras. Pero, este compuesto puede transformarse en camazuleno y se potencian sus propiedades antiinflamatorias, e incluso antihistamínicas. ¿Cómo se transforma? Pues cuando sometemos a la manzanilla a destilación o temperaturas elevadas se forma esta camazuleno que le da su característico color azul al aceite esencial de la manzanilla. Cuánto más azul más cantidad de camazuleno.
También presenta flavonoides como la quercetina o la luteolina. Y cumarinas con propiedades vasodilatadoras y anticoagulantes suaves.
Y contiene ácido valeríanico y fenoles con acción relajante, digestiva y antiséptica.
Estos compuestos actúan en sinergia, lo que potencia sus efectos terapéuticos.
Digestiva y carminativa: Alivia cólicos, gases, náuseas y digestiones pesadas.
Antiinflamatoria: Útil en afecciones cutáneas, bucales y articulares.
Sedante y ansiolítica: Ideal para estados de nerviosismo, insomnio leve y estrés.
Antiespasmódica: Relaja los músculos lisos, especialmente del aparato digestivo y reproductor.
Antimicrobiana y antifúngica: Combate bacterias y hongos en piel y mucosas.
Cicatrizante y antiséptica: Favorece la regeneración de tejidos.
Emenagoga: Estimula la menstruación.
Principalmente se usan las sumidades floridas (flores), aunque en algunas tradiciones también se emplean las hojas y el tallo joven. Se recolectan entre mayo y julio, cuando las flores están completamente abiertas y el aroma es más intenso. La recolección debe hacerse en días secos y soleados, preferiblemente por la mañana, y el secado se realiza a la sombra en lugares ventilados.
Podeos usar esta planta en distintos formatos como una infusión, una tintura (extracto hidroalcohólico), aceite esencial, compresas y baños, vahos o en cremas o elaboraciones cosméticas.
-Infusión digestiva o macerados en vino: Después de las comidas, alivia acidez, gases y cólicos.
-Infusión para el sueño: Antes de dormir, ayuda a conciliar el sueño sin dependencia.
-Cólicos menstruales: Relaja el útero y reduce el dolor.
-Náuseas en embarazo temprano: En dosis moderadas y bajo supervisión.
-Síndrome del intestino irritable: Reduce espasmos y mejora la tolerancia digestiva.
-Ansiedad leve: Como alternativa natural a los ansiolíticos.
-Migrañas y dolores de cabeza.
-Compresas oculares: Para conjuntivitis, ojos cansados o irritados.
-Baños de asiento: En hemorroides, infecciones leves o irritaciones genitales.
-Gárgaras: Para aftas, encías inflamadas o dolor de garganta.
-Lociones capilares o champús: Aclara el cabello rubio y aporta brillo.
-Masajes con aceite esencial: Para dolores musculares o articulares.
-Cataplasmas: En quemaduras leves, eccemas o picaduras.
La manzanilla comparte nombre y aspecto con otras especies que pueden generar confusión. Como la Chamaemelum nobile o manzanilla romana, con un aroma más intenso y con propiedades similares. Anthemis arvensis o manzanilla bastarda, tiene un sabor más amargo y menor valor terapeútico. Tanacetum parthenium o matricaria, tiene hojas más dentadas y puede causar reacciones alérgicas.
Aunque es una planta segura en general, hay que tener en cuenta ciertas precauciones: El uso excesivo puede causar somnolencia excesiva o irritación gástrica. Las personas alérgicas a plantas parecidas, como a la familia de las compuestas o asteráceas, quizás deberían evitarla. Durante el embarazo se recomienda evitar el aceite esencial y limitar el uso de infusiones, ya que puede estimular las contracciones uterinas. En niños pequeños deberíamos evitarla. También puede interaccionar con medicamentos anticoagulantes, sedantes o antiinflamatorios. Siempre es recomendable consultar con un profesional de salud antes de iniciar un tratamiento con plantas medicinales, especialmente si se toman medicamentos o se está en etapas sensibles como embarazo o lactancia.