Todos estos sellos nos certifican que tanto en la producción de materias primas como en la elaboración de los cosméticos hay menor implicación sintética o química. Pero aunque carezcan de esos ingredientes tóxicos puede que se usen otros que no estén en esa categoría o que contengan conservantes “autorizados”, y que esté autorizado no implica que no sea dañino. También se da el caso de que por ejemplo aunque estén elaborados casi en su mayoría con ingredientes “naturales”, si  sólo un pequeño porcentaje es ecológico; el resto puede ser producido mediante el uso de pesticidas o OGMs.

También puede ser que usen derivados de petroquímicos para el tratamiento químico de alguna materia prima natural aunque no se use directamente como ingrediente. O hay excepciones de usos de ingredientes sintéticos, dónde el fabricante presenta por ejemplo que ese ingrediente no se puede sustituir por ninguno natural y se acepta el ingrediente y se da la certificación. Por otro lado, en las variaciones de porcentaje cuando se permite que el contenido natural sea menores en el caso de productos que se enjuagan, pero eso no evita que antes de enjuagarse sea absorbido por la piel. Al final cada certificación tiene sus requisitos propios. Puede que una entidad prohíba el uso de un ingrediente en concreto y de otro no, y que en otra entidad se dé al contrario.

Obviamente los productos que tengan certificaciones naturales van a ser de mejor calidad y muchísimo menos dañinos que los que no tienen la certificación y usan ingredientes químicos casi en su totalidad. Pero la conclusión es que aunque tengan certificaciones naturales no tenemos que fiarnos de que será 100% natural. Y muchas veces son más reclamos publicitarios. Por lo que lo más seguro a mi parecer, es hacerte tú tus propios productos cosméticos naturales.