
Celia Fernández | 19 Febrero 2024
¡Bienvenidos un día más a Zanatumente!
Hoy vamos a aprender a preparar un aceite de ducha. Sí, has oído bien, un aceite para la ducha. Que es distinto a un aceite corporal para después de la ducha. En este caso, el aceite de ducha o aceite lavante va a sustituir a nuestro gel de ducha.
Podemos sustituirlo por el gel de ducha siempre si no nos deja sensación grasa y se adapta bien a nuestra piel. Si no podemos usarlo ocasionalmente para un extra de hidratación.
Al final nos nutre e hidrata mucho más que los geles de ducha, que tantas veces notamos como nos resecan la piel una vez seca. El aceite además de poder limpiador, junto con otro ingrediente que veremos ahora, mantiene la hidratación después de la ducha.
Y otro beneficio es que si nos duchamos rápido sin tener tiempo de hidratarnos después de la ducha, aquí tenemos un producto natural y 2 en 1, ya que al usarlo como gel de ducha nos limpia y nos mantiene hidratada la piel, como comentamos.
En general nuestro aceite de ducha es limpiador, hidratante y nutritivo, antioxidante y suavizante.
Es un tensioactivo líquido no iónico que suele derivar del aceite de coco. Es uno de los tensioactivos que siempre uso en mis preparaciones, junto con la betaína de coco me parecen los más naturales. Va a permitir que se emulsione un poco la mezcla, que tenga poder limpiador, que genere espuma y nos limpie, además de hidratarnos.
Es la base de muchas elaboracones ya que es un aceite muy ligero, portador de otros principios, y cuesta más que se oxide. Y además tiene las propiedades del aceite de coco pero siendo siempre líquido y sin dejar sensación grasa. Es muy nutritivo e hidratante y se absorbe muy bien en la piel.
Tiene propiedades hidratantes y antioxidantes. Suaviza la piel y ayuda a la cicatrización. Además es un aceite que genera cierta espuma. Por eso es muy usado en procesos de elaboración de jabones mediante saponificación.
Siempre que agregamos aceites o mantecas, tenemos que añadir también un ingrediente que evite la oxidación o enranciamiento de estos. Así nos aseguramos que estén en mejores condiciones durante más tiempo y no produzcan malos olores. Podemos usar aceites ricos en antioxidantes, yo siempre uso en este caso, el aceite de germen de trigo. O directamente añadir vitamina E.
Para esta receta he elegido un aceite esencial de Lavanda que me encanta y nos aporta propiedades relajantes que vienen genial para este baño hidratante. Puedes usar otros aceites esenciales relajantes como el de manzanilla, de cedro, de neroli o de bergamota. O incluso mezclar los que más te gusten.
Primero en un recipiente limpio vamos a pesar todos los aceites y el aceite esencial.
Antes de añadir el tensioactivo tenemos que regular el pH ya que este es muy alto. Yo usé ácido láctico para bajarlo. Lo ideal es mantenerlo alrededor de 5,5.
Cuando tengamos la fase 1 mezclada, podemos añadir el tensioactivo con el pH ajustado. Y ya podemos envasar nuestro aceite de ducha o lavante.
Aquí te dejo las cantidades. ¡Espero que lo disfrutes! ¡Nos vemos en el siguiente post!